lunes, 28 de enero de 2008

TRADICION


Un hombre, lleno de prejuicios contra la religión, quiso un día hablar con un monje. Enfrascado en la conversación, no pudo resistirse a acosar al monje llamándole mentiroso y orgulloso, a lo que el monje asentía. Este especie de diálogo se prolongó durante mucho tiempo hasta que el visitante llamó hereje al monje, a lo que él respondió: No, no soy un hereje. Aquel hombre sorprendido le dijo: No entiendo nada. Te he tratado de hipócrita, mentiroso, orgulloso y borracho y tú lo has aceptado. Y cuando te he tratado de hereje reaccionas así. ¿Por qué?. El monje le respondió: Aceptar todo lo que me has dicho, ha sido para mí un gran beneficio espiritual. Mas ¿ como puedo ser un hereje cuando mi fe ni siquiera me pertenece, puesto que la he recibido de los Padres?.

un monje.

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