miércoles, 2 de abril de 2008


La oración simple es el pan que fortifica a los principiantes. La oración acompañada de contemplación, el aceite que suaviza. La oración sin forma ni imagen, el vino perfumado que pone fuera de sí mismos a los que con él se embriagan.

Elías el Ecdicos.

1 comentario:

Gervasio Reolid dijo...

Al contemplar un iconos los ojos de la fe pueden contemplar todas las maravillas que Dios nos tiene reservada en el futuro