No tengas temor al diferente y acepta a todos. Practica la virtud monástica de la acogida tanto en tu casa como en tu vida y no olvides que hasta el más lejano y tú tenéis algo en común: sois hijos de Dios.
Fui extranjero y me acogisteis
Mt 25, 35
Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad... el que anduviere en él, por torpe que sea, no se extraviará. Is.35,8
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