jueves, 23 de abril de 2009

"El Milagro del Fuego Santo"


"El Milagro del Fuego Santo" es conocido, por los Cristianos de las Iglesias Ortodoxas, como "El más grande de todos los Milagros Cristianos". Tiene lugar cada año, a la misma hora, de la misma manera, y en el mismo lugar. No se conoce de ningún otro Milagro que ocurra, de manera tan regular, y por un período de tiempo tan extenso. Se puede leer acerca de él en fuentes tan antiguas, como las del siglo octavo después de Cristo. El Milagro ocurre en La Iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén, la cual es, para millones de creyentes, el lugar más sagrado sobre la Tierra. La Iglesia del Santo Sepulcro es un sitio enigmático, en sí mismo. Los teólogos, historiadores y arqueólogos consideran que la Iglesia contiene tanto el Gólgota, la pequeña colina en la cual Jesucristo fue crucificado, como la "tumba nueva", cerca del Gólgota, que recibió Su Cuerpo Muerto, como se lee en los Evangelios. Es en este mismo punto que los Cristianos creen que Él resucitó de entre los muertos.
Uno puede rastrear el Milagro, a través de los siglos, en los muchos itinerarios de Tierra Santa. El abad ruso Daniel, en su itinerario, escrito en los años 1106 y 1107, presenta el "Milagro de la Luz Santa", de una manera muy detallada, así como las ceremonias que lo enmarcan. Él recuerda cómo el Patriarca entra en la capilla-Sepulcro (la Anastasis), con dos velas apagadas. El Patriarca se arrodilla frente a la piedra, sobre la cual Cristo fue colocado después de Su Muerte, y dice ciertas oraciones, después de las cuales ocurre el Milagro. La Luz emana desde el centro de la piedra: una Luz azul indefinible, que después de un tiempo, enciende las lámparas de aceite apagadas, al igual que las dos velas del Patriarca. Esta Luz es "El Fuego Santo", y se propaga a todas las personas presentes en la Iglesia. La ceremonia del "Milagro del Fuego Santo" es, tal vez, la ceremonia Cristiana, más antigua e ininterrumpida en el mundo. Desde el siglo cuarto después de Cristo, hasta nuestros días, diversas fuentes hablan del asombroso Milagro. Por lo escrito, en estas fuentes, es claro que el Milagro ha sido celebrado en el mismo punto, en el mismo día de Pascua, y en el mismo esquema litúrgico, a través de todos estos siglos.Con el fin de averiguarlo viajé a Jerusalén para estar presente en la ceremonia, en la cual el Milagro del Fuego Santo ocurre, y puedo dar testimonio de que no solo ocurrió en la antigua Iglesia, y durante toda la Edad Media, sino también el 18 de abril de 1998. El Patriarca Griego Ortodoxo de Jerusalén, Diódoro I, es el hombre que, cada año, entra al Sepulcro para recibir el Fuego Santo. Él ha sido el Patriarca de Jerusalén, desde 1982 y, por lo tanto, es el testigo clave del Milagro. Previamente a la ceremonia de este año, el Patriarca me recibió, en audiencia privada, donde tuve la oportunidad de hablar con él acerca del Milagro, con el fin de saber, exactamente, qué sucede en el sepulcro, y qué significado personal tiene el Milagro para él, en su vida espiritual. Además, por su intervención, fui admitido a los balcones en el domo de la Iglesia del Santo Sepulcro, desde donde tuve una buena vista de la gran cantidad de gente que se había reunido alrededor del Sepulcro, en anticipación al "Gran Milagro del Fuego Santo".
¿Pero, qué exactamente, sucede en la Iglesia del Santo Sepulcro el Sábado de Pascua? ¿Por qué tiene tal impacto en la Tradición Ortodoxa? ¿Por qué parece que nadie sabe del milagro, en los países Protestantes y Católicos?
El Milagro ocurre cada año en el Sábado de la Pascua Ortodoxa. Hay muchos tipos de Cristianos Ortodoxos: Sirios, Armenios, Rusos y Griegos Ortodoxos, al igual que Coptos. Tan sólo en la Iglesia del Santo Sepulcro, hay siete distintas denominaciones Cristianas. La fecha de la Pascua Ortodoxa se determina de acuerdo al Calendario Juliano y no en base al Calendario Gregoriano de Europa Occidental, lo que significa que su Pascua, normalmente, ocurre en una fecha distinta a la fecha de la Pascua Protestante y la Católica.
Desde que Constantino, el Grande, construyó la Iglesia del Santo Sepulcro, a mediados del siglo cuarto, ha sido destruida muchas veces. Los Cruzados construyeron la Iglesia que vemos hoy en día. Alrededor del Sepulcro de Jesús fue erigida una pequeña capilla con dos cuartos: uno pequeño frente al Sepulcro, y el otro, el del propio Sepulcro, en donde no caben más de cinco personas. Esta capilla es el centro de los acontecimientos hechos milagrosos y el estar presente en la celebración, justifica totalmente, el término "acontecimiento", ya que la Iglesia del Santo Sepulcro, no se llena de esa manera, en ningún otro día del año. Si uno desea entrar, tiene que calcular seis horas para formar fila. Cada año, cientos de personas no pueden entrar debido a las multitudes. Acuden peregrinaciones de todas partes del mundo, la mayoría de Grecia, pero en años recientes, ha aumentado el número de asistentes rusos, y de lo que eran los países de Europa Oriental.
Con el fin de estar tan cerca del Sepulcro, como sea posible, las peregrinaciones acampan alrededor de la Capilla-Sepulcro, esperando desde la tarde del Viernes Santo, en anticipación a la maravilla del Sábado Santo. El Milagro ocurre a las 2.00 P.M. pero, desde las 11.00 A.M., la Iglesia está completamente llena.
Desde las 11:00 A.M., y hasta la 1 P.M., los árabes Cristianos entonan cantos tradicionales, en voz alta. Estos cantos datan de los tiempos de la ocupación turca de Jerusalén, en el Siglo XII, un período, en el cual, a los Cristianos no se les permitía cantar sus cantos, en ninguna parte, más que en las Iglesias. "Somos los Cristianos, lo hemos sido por siglos y esto seremos por siempre. ¡Amén!", cantan fuertemente, acompañados por el sonido de tambores. Los músicos que tocan los tambores se sientan sobre los hombros de otros, quienes danzan alrededor de la Capilla del Sepulcro. Pero, a la 1:00 P.M., las canciones se terminan, y hay silencio, un silencio tenso y electrificado, por la anticipación de la gran manifestación del Poder de Dios que todos están a punto de atestiguar.
A la 1:00 P.M., una delegación de las autoridades locales, atraviesan entre la multitud. Aunque estos oficiales no son Cristianos, son parte de las ceremonias. En los tiempos de la ocupación turca de Palestina, eran turcos Musulmanes, hoy son israelíes. Durante siglos, la presencia de estos oficiales ha sido una parte integrante de la ceremonia. Su función es la de representar a los romanos, en tiempos de Jesús. Los Evangelios hablan de los romanos que fueron a sellar la Tumba de Jesús, para que Sus Discípulos no se robaran Su Cuerpo, y dijeran que había resucitado. De la misma manera, las autoridades israelíes, este Sábado de Pascua, acuden y sellan el Sepulcro, con cera. Antes de que sellen la puerta, es costumbre que entren al Sepulcro a revisar que no haya ninguna fuente oculta que, fraudulentamente, pudiera producir el Milagro del fuego. Tal y como los romanos estuvieron presentes para garantizar que no hubiera manipulación después de la muerte de Jesús, ahora, las autoridades locales israelíes se encuentran aquí, para garantizar que no haya engaño.
Cuando el Sepulcro ha sido revisado y sellado, la Iglesia entera canta el Kyrie Eleison. A la 1:45 P.M., el Patriarca entra en escena. Al final de una gran procesión, rodea el Sepulcro tres veces, después de lo cual, es desvestido de sus vestiduras litúrgicas reales, llevando solo su alba blanca, una señal de humildad frente a la Gran Potencia de Dios, de la cual, va a ser el testigo clave. Todas las lámparas de aceite han sido apagadas la noche anterior, y ahora, toda la luz artificial se apaga, de manera que, la mayoría de la Iglesia está envuelta en la oscuridad. Con dos grandes velas, el Patriarca entra a la Capilla del Santo Sepulcro: primero al pequeño cuarto frente al Sepulcro y de ahí, al Sepulcro Mismo.
No es posible seguir los hechos dentro del Sepulcro, así que le pregunté al Patriarca de Jerusalén, Diódoro I, acerca del centro de los acontecimientos.
"¿Su Beatitud, qué ocurre cuando usted entra en el Santo Sepulcro?"
"Entro al Sepulcro, y me arrodillo en santo temor, frente al lugar donde Cristo yacía después de Su Muerte, y donde Él Resucitó, de entre los muertos. Orar en el Santo Sepulcro, en sí mismo, es siempre para mí, un momento muy sagrado, en un lugar muy sagrado. Es aquí, donde Él Resucitó, con Gloria, y es de aquí, desde donde Él propagó Su Luz al mundo. Juan, el Evangelista, escribe en el primer capítulo de su Evangelio, que Jesús es la Luz del Mundo. Al arrodillarnos frente al lugar donde Él Resucitó de los muertos, somos partícipes de la cercanía inmediata de Su Gloriosa Resurrección. Los Católicos y los Protestantes llaman a esta Iglesia, "La Iglesia del Santo Sepulcro". Nosotros la llamamos "La Iglesia de la Resurrección". La Resurrección de Cristo, para nosotros, los Ortodoxos, es el centro de nuestra fe. En Su Resurrección, Cristo ha ganado la victoria final sobre la muerte, no solo Su Propia Muerte, sino la muerte de todos aquéllos que permanecerán cerca de Él".
"No creo que sea coincidencia que el Fuego Santo llegue, exactamente, en este punto. En Mateo 28,3, se dice que cuando Cristo Resucitó de entre los muertos, vino un ángel, vestido de una Luz temerosa. Creo que la Luz sorprendente que envolvía al ángel, en la Resurrección del Señor, es la misma Luz que aparece, Milagrosamente, cada Sábado de Pascua. Cristo quiere recordarnos que Su Resurrección es una realidad, y no sólo un mito. Él, realmente, vino al mundo, con el fin de dar el Sacrificio necesario, a través de Su Muerte y Resurrección, para que el hombre pudiera ser reunido con Su Creador."
"Busco mi camino, a través de la oscuridad, hacia la cámara interna, en la cual, caigo de rodillas. Aquí, digo ciertas oraciones que nos han sido dadas a través de los siglos y, habiéndolas dicho, espero. Algunas veces, espero unos cuantos minutos, pero, normalmente, el Milagro ocurre inmediatamente después de que he dicho las oraciones. Desde el centro de la misma piedra, en la cual Jesús yació, surge una Luz indefinible. Generalmente, tiene un tinte azul, pero el color puede cambiar y tomar muchos matices diferentes. No puede ser descrita en términos humanos. La Luz se eleva de la piedra, como la niebla se eleva de un lago. Parece que la piedra estuviera cubierta por una nube, pero es Luz. Cada año, esta Luz se comporta de manera diferente. Algunas veces cubre solamente la piedra, mientras que otras veces, ilumina todo el Sepulcro, para que las personas que están paradas afuera de Él, puedan verlo lleno de esta Luz. La Luz no quema. En los dieciséis años que he sido Patriarca, en Jerusalén, y he recibido el Fuego Santo, nunca se me ha quemado la barba. La Luz es de una consistencia distinta al fuego normal que arde en una lámpara de aceite."
"En cierto momento, la Luz se eleva y forma una columna, en la cual el Fuego es de una naturaleza diferente, por lo que puedo encender mis velas de él. Una vez que recibí la Llama en mis velas, salgo y doy el Fuego, primero al Patriarca Armenio, y luego, al Copto. Después, doy la Llama a todas las personas presentes en la Iglesia".
"¿Cómo experimenta usted el Milagro, y qué significa para su vida espiritual?".
"Cada año, el Milagro me conmueve, con la misma intensidad. Cada vez, es un paso más hacia mi conversión. Personalmente, es un gran consuelo contemplar la Fidelidad de Cristo hacia nosotros, la cual Él demuestra al darnos la Santa Llama, cada año, a pesar de nuestras fragilidades y fallas. Experimentamos muchas maravillas en nuestras Iglesias, y los Milagros no son nada raro para nosotros. Sucede a menudo, que los íconos lloran, cuando el Cielo quiere mostrar su cercanía con nosotros. También tenemos santos, a quienes Dios les da muchos dones espirituales. Pero ninguno de estos Milagros tiene un significado, tan penetrante y simbólico para nosotros, como el Milagro del Fuego Santo. El Milagro es casi como un Sacramento. Hace la Resurrección de Cristo presente, como si hubiera muerto, sólo hace algunos años".
Mientras el Patriarca está dentro de la capilla, arrodillado frente a la piedra, afuera hay oscuridad, pero no silencio. Se escucha un fuerte murmullo, y el ambiente está muy tenso. Cuando el Patriarca sale con las dos velas encendidas, que resplandecen, brillantes, en la oscuridad, un grito de júbilo resuena en la Iglesia, comparable solo al grito de gol en un partido de futbol.
El Milagro no se limita a lo que ocurre dentro del Pequeño Sepulcro, donde el Patriarca ora. Lo que es más significante es, que se ha reportado que la Luz azul aparece fuera del Sepulcro. Cada año, muchos creyentes dicen que esta Luz Milagrosa, por sí misma, enciende las velas que ellos sostienen en sus manos. Todos en la Iglesia esperan, con velas, con la esperanza de que éstas se enciendan espontáneamente. A menudo, las lámparas de aceite cerradas, se prenden por sí mismas, ante los ojos de los peregrinos. Se ha visto a la Llama azul, moverse en diferentes lugares de la Iglesia. Varios testimonios firmados por los peregrinos, cuyas velas se prendieron espontáneamente, testifican la validez de estos hechos. La persona que, a cierta distancia del Sepulcro, experimenta el Milagro de ver su vela encendida, o el ver la Luz azul, generalmente, se va de Jerusalén cambiado, y para todos los que asistieron a la ceremonia, siempre hay un "antes y después" del Milagro del Fuego Santo en Jerusalén.
Uno se puede preguntar por qué el Milagro del Fuego Santo es casi desconocido en Europa Occidental. En las áreas Protestantes, en cierta forma, se puede explicar por el hecho de que no hay una verdadera tradición para los Milagros. La gente no sabe como clasificarlos, y éstos casi no se publican en los periódicos. Pero, en la tradición Católica existe un gran interés por los Milagros. Entonces, ¿por qué casi no se conoce? Sólo una explicación es suficiente: la política en la Iglesia. Sólo las Iglesias Ortodoxas asisten a la ceremonia, enmarcando el Milagro. Sólo ocurre en la fecha de la Pascua Ortodoxa, y sin la presencia de las autoridades Católicas. Para los Ortodoxos, esta evidencia es prueba de la noción de que la Iglesia Ortodoxa es la Única Iglesia Legítima de Cristo, en el mundo, y esta aseveración, obviamente, puede ocasionar ciertas inquietudes, en los círculos Católicos.
Como con cualquier otro Milagro, hay personas que creen que esto es un fraude, y solamente una obra maestra de propaganda Ortodoxa. Creen que el Patriarca tiene un encendedor dentro del Sepulcro. Estas críticas, sin embargo, se enfrentan a un número de problemas. Las cerillas, y otros instrumentos para encender fuego, son inventos recientes. Hasta hace sólo algunos cientos de años, encender un fuego era una tarea que requería mucho más tiempo, que los pocos minutos que el Patriarca está dentro del Sepulcro. Tal vez, se podrá decir que él tiene una lámpara encendida adentro, de la cual él enciende las velas, pero las autoridades locales confirman haber revisado el Sepulcro, y no encontraron ninguna luz dentro.
Sin embargo, los más grandes argumentos contra un fraude, no son los testimonios de los distintos patriarcas. Los retos más grandes, que confrontan los críticos, son los miles de testimonios independientes de los peregrinos, cuyas velas fueron encendidas, espontáneamente, frente a sus ojos, sin ninguna explicación posible. El señor Nabdiel ha estado presente en la ceremonia del Fuego Santo, desde su niñez. En 1996, se le pidió que filmara la ceremonia desde el balcón del domo de la Iglesia. Junto a él, en el balcón, estaban una religiosa y otros cuatro creyentes. La religiosa estaba a la derecha de Nabdiel. En el video, se observa que él filma hacia abajo, enfocando a las multitudes. En cierto punto, todas las luces se apagan, es el momento que el Patriarca entra al Sepulcro, y toma el Fuego Santo. Mientras, el se encuentra todavía dentro del Sepulcro, se escucha, de repente, un grito de sorpresa y asombro, de la religiosa parada junto a Nabdiel. La cámara empieza a moverse, mientras se escuchan las voces agitadas de las otras personas presentes en el balcón. Entonces, la cámara gira a la derecha, siendo posible contemplar el motivo de la emoción. Una gran vela, sostenida por la religiosa rusa, se enciende frente a todas las personas ahí presentes, antes de que el Patriarca salga del Sepulcro. Con manos temblorosas, ella sostiene la vela, mientras una y otra vez, hace la señal de la Cruz, asombrada por el Milagro que ha atestiguado. Este video parece ser lo más cercano a una filmación del Milagro.
Este Milagro, como muchos otros, están rodeados de factores inexplicables. Como dijo el Arzobispo de Tiberias, Alexios, cuando me encontré con él en Jerusalén: "El Milagro nunca ha sido filmado, y probablemente, nunca lo será. Los Milagros no pueden ser probados. Se requiere fe para que un Milagro traiga fruto en la vida de una persona, y sin este acto de fe, no hay Milagro, en sentido estricto. El verdadero Milagro, en la tradición Cristiana, tiene un solo propósito: extender la Gracia de Dios a la creación, y Dios no puede extender Su Gracia, sin fe por parte de Sus Criaturas. Por lo tanto, no puede haber Milagro sin fe."
Niels Christian Hvidt


martes, 21 de abril de 2009

RFI: Patriarhia dezminte existenţa unei dispute asupra Luminii Sfinte





Patriarhia Română susţine că nu a intrat în competiţie cu nimeni pentru a aduce lumina de Paşte de la Ierusalim. Patriarhia nu a lansat o competiţie în acest sens şi nici nu a avut monopol asupra acţiunii, a spus marţi, 21 aprilie purtătorul de cuvânt al Patriarhiei, Constantin Stoica.
"Din păcate, media încearcă să creeze un subiect de presă în aceste zile cu mai puţine subiecte. Am spus că este pentru prima dată când o delegaţie a Patriarhiei Române organizează o astfel de acţiune. PF Daniel a dorit să fie adusă Lumina Sfântă de la Ierusalim în acest an pentru a spori bucuria clerului şi credincioşilor de Sfintele Paşti, dar şi pentru că în acest an se împlinesc 650 de ani de la recunoaşterea oficială a Mitropoliei Ţării Româneşti şi de la trecerea la Domnul a Sfântului Grigorie Palama, teolog al Luminii harului ceresc, ale cărui cinstite moaşte vor fi aduse la Bucureşti în 29 aprilie", precizează părintele Stoica, citat de agenţia Mediafax.
O delegaţie a Patriarhiei Române a adus sâmbătă noapte, de la biserica Sfântului Mormânt din Ierusalim, Lumina Sfântă, cu un avion special.
O altă delegaţie, din care a făcut parte şi preşedintele Consiliului Judeţean Suceava, democrat-liberalul Gheorghe Flutur a adus şi ea lumină de la Ierusalim, care a fost împărţită parohiilor sucevene şi unor episcopii din ţară. Potrivit lui Flutur, costul călătoriei a fost suportat de către parlamentarii PDL de Suceava.
"Nu a fost nici o problemă. Au fost şi enoriaşi care au adus la unele biserici Lumină de la Mormântul Sfânt", spune părintele Stoica. El crede că această mare bucurie a Învierii nu trebuie transformată în motiv de dispute.
Publicat de Vestitorul Ortodox.

sábado, 18 de abril de 2009

ANASTASIS


HISTOS A INVIAT! ¡CRISTO HA RESUCITADO!
Creer en el Resucitado es creer que Él puede hacer con cada uno de nosotros, lo que ha hecho con Adán y Eva: bajar hasta su abismo, su sepulcro de muerte y arrancar de ese lugar a todos los que estabamos sujetos al pecado y a la muerte.

Cuvânt pastoral la Învierea Domnului



† TIMOTEI



Prin harul lui Dumnezeu, Episcop al Spaniei şi Portugaliei
Cuvânt pastoral la Învierea Domnului
2009



Către tot clerul şi poporul dreptslăvitor din Episcopia Spaniei şi
Portugaliei



Har, milă şi pace de la Hristos Domnul nostru, iar de la noi
părinteşti binecuvântări!
Preacucernice Părinte,
Iubiţi credincioşi,
Hristos a înviat!
« Ca un purtător de viaţă şi mai înfrumuseţat decât raiul, cu
adevărat, şi decât toată cămara împărătească, mai luminat s-a arătat,
Hristoase, mormântul Tău, izvorul învierii noastre » – sunt cuvintele pe
care preotul le rosteşte la fiecare Sfântă Liturghie, în timp ce pune
cinstitele daruri pe sfânta masă a altarului, daruri care la momentul
potrivit se vor transforma în Trupul şi Sângele Mântuitorului.
Mulţi dintre noi se întristează când aud vorbindu-se de moarte şi de
mormânt, neînţelegând, ca odinioară locuitorii Tesalonicului, ce este
moartea şi ce este mormântul după Învierea lui Hrtistos. Tocmai datorită
acestui fapt, marele Apostol Pavel ne îndeamnă să nu fim « ca ceilalţi,
care nu au nădejde, « pentru că de credem că Iisus a murit şi a înviat, tot
aşa credem că Dumnezeu pe cei adormiţi întru Iisus îi va aduce împreună
cu El »1.
Iubiţi credincioşi,
Noi, credincioşii, trebuie să trecem printr-o îndoită moarte şi
printr-o îndoită înviere. « Noi am murit de o îndoită moarte, deci să
aşteptăm o îndoită înviere »2, spune Sfântul Ioan Gură de Aur. Prin
păcatul săvârşit de Adam în rai, care a fost păcat de moarte, am fost toţi
sortiţi morţii şi iadului. Întreaga carte a Vechiului Legământ vorbeşte
despre înlănţuirea omului şi despre neputinţa lui de a se mântui : « vei
pogorî bătrâneţile mele cu întristare în iad »3, spune patriarhul Iacov; iar
profetul Isaia spune: « şi-a deschis iadul gura lui »4. Şi noi, la rândul
nostru, cu toate că ne naştem şi trupul are viaţă, suntem morţi sufleteşte,
până la prima moarte şi prima înviere. Şi care este prima moarte? Şi care,
prima înviere ? Acestea se petrec odată, la Botez: Botezul din apă şi din
Duh, atunci când murim şi înviem cu Hristos, atunci când ne îmbrăcăm
cu Hristos. Când pruncul este afundat în apele sfinţite ale Botezului,
acesta moare păcatului, este pogorât în mormânt, dar nu într-unul
obişnuit, ci într-un mormânt dătător de viaţă, dătător de lumină,
mormânt unde omul îl întâlneşte pe Hristos. De aceea noul botezat este
îmbrăcat apoi în haine luminoase, iar preotul rosteşte cuvintele :
« botezatu-te-ai, luminatu-te-ai, sfinţitu-te-ai, spălatu-te-ai, în numele
Tatălui şi al Fiului şi al Sfântului Duh, acum şi pururea şi în vecii
vecilor ». Aceasta este prima înviere, prima ridicare fără de care nu există


1 I Tesaloniceni 4, 13-14
2 Sfântul Ioan Gură de Aur, Cuvânt la Înviere
3 Facere 42, 38
4 Isaia 5, 14

cea de a doua, « Dacă nu se va naşte cineva din apă şi din Duh, nu va
intra în Împărăţia cerurilor »5, spune Mântuitorul.
A doua moarte, nu mai este moarte, pentru că moartea a fost
omorâtă de Hristos, Cel ce a înviat din morţi cu moartea pe moarte
călcând. Însuşi Mântuitorul nostru numeşte moartea, adormire. Să ne
aducem aminte de Iair, mai marele sinagogii, cum i se adresează
Mântuitorul în momentul în care slugile îi aduc vestea morţii fiicei sale :
« de ce vă tulburaţi şi plângeţi ? Copila n-a murit, ci doarme ».6 Acelaşi
somn l-a cuprins şi pe Lazăr, fratele Mariei şi al Martei, pe care
Mântuitorul l-a înviat la patru zile după ce a murit: « Lazăr, prietenul
nostru, a adormit, Mă duc să-l trezesc »7.
Prin învierea Sa, Hristos deschide omului uşile raiului, de-acum
omul nu mai este ţintuit prin moarte în mormânt, ci este chemat să
împărăţească împreună cu Creatorul său. Se împlineşte astfel cu noi
cuvântul profeţiei: « din stăpânirea locuinţei morţilor îi voi izbăvi şi de
moarte îi voi mântui. Unde este, moarte, biruinţa ta? Unde-ţi sunt
chinurile tale? »8. De aceea bucuria noastră este nemăsurată, că astăzi
« prăznuim omorârea morţii sfărâmarea iadului şi începătura altei vieţi,
veşnice. Şi săltând lăudăm pe pricinuitorul, pe Cel singur binecuvântat,
Dumnezeul părinţilor şi preaslăvit »9.
Dragii mei,
Astăzi renaştem la viaţă, odată cu Hristos, iar moartea ce ne
stăpânea odinioară, se risipeşte, precum se risipeşte fumul şi nu mai este,
precum se topeşte ceara de la faţa focului10. Viaţa veşnică, pe care omul a
căutat-o dintotdeauna, ne răsare astăzi din mormânt.


5 Ioan 3, 5
6 Marcu 5, 39
7 Ioan 11, 11
8 Oseea 13, 14
9 Cântarea a 7-a din Canonul Învierii.
10 Sihul al doilea de la cădirea Sfintei Mese în perioada Sfintelor Paşti.

« Adevărat, adevărat vă spun vouă – spune Mântuitorul Hristos –
că vine ceasul, şi acum este, când morţii vor auzi glasul Fiului lui
Dumnezeu, şi care vor auzi vor învia »11. Oare, ce înţeles au aceste cuvinte
pentru noi? Ce înţelegem noi prin cuvântul « viaţă »? Cine sunt aceşti
morţi, de care ne vorbeşte Mântuitorul nostru? Oare, înţelegem noi viaţa
ca fiind Hristos, Cel ce a zis: « Eu sunt învierea şi viaţa »12 ? Şi
considerăm, oare, că acei morţi despre care vorbeşte Domnul, suntem
noi ?
Iubiţi fii şi fiice duhovniceşti,
Ne-am obişnuit să credem că viaţa veşnică o obţinem doar după
trecerea noastră din lumea aceasta, dar uităm că dacă nu o dobândim
încă de pe pământ, nici dincolo, în ceruri, nu o vom avea. Viaţa veşnică
este în acelaşi timp promisiune, dar şi o continuare de punere în valoare,
a tezaurului de har dumnezeiesc primit la Botez. Viaţa veşnică creşte
odată cu noi, căci am primit-o deja, prin Mirungere, ca pecete a veşniciei,
odată pentru totdeauna.
Este important să conştientizăm faptul că şi în viaţa veşnică, ca şi în
cea pământească, se creşte. La fel cum, dacă mâncăm pâine, ne hrănim şi
creştem trupeşte, tot aşa şi în plan duhovnicesc, mâncând Pâinea Vieţii13
veşnice, care este Hristos, şi hrănindu-ne din auzirea Cuvântului Vieţii14,
creştem sufleteşte. Fără Dumnezeu, singurul izvor de viaţă, noi suntem
morţi. Doar « cel ce Mă mănâncă pe Mine va trăi prin Mine »15, zice
Domnul Atotţiitorul; căci « adevărat, adevărat zic vouă, dacă nu veţi


11 Ioan 5, 25
12 Ioan 11, 25.
13 Ioan 6, 35.
14 Ioan 6, 63
15 Ioan 6, 57.

mânca trupul Fiului Omului şi nu veţi bea sângele Lui, nu veţi avea viaţă
în voi »16.
În această sfântă zi, prin auzirea Cuvântului lui Dumnezeu şi prin
împărtăşirea cu Însuşi Trupul şi Sângele Său, uniţi fiind, cu Cel ce este
Viaţa, noi, cei morţi, ne facem vii; şi rămânem aşa, atâta timp cât Hristos,
Mântuitorul nostru, sălăşluieşte întru noi.
Dragii mei,
Prin puterea credinţei noastre, evenimentul Învierii lui Hristos de
acum mai bine de două mii de ani îl retrăim astăzi cu aceeaşi intensitate
şi cu aceeaşi bucurie duhovnicească. Astăzi, harul primit la Botez, de
către fiecare dintre noi, se reînnoieşte; puterea Învierii lui Hristos, devine
acum şi puterea noastră, pentru că nouă, celor ce-L primim pe Domnul şi
credem în numele Lui, Dumnezeu ne-a dat putere ca să ne facem fii ai
Săi17. Aşadar, suntem vii precum şi Domnul este. Un singur Trup viu, al
lui Hristos, iar noi mădulare ale Sale.
Acum este ceasul învierii noastre, « acum toate s-au umplut de
lumină: şi cerul şi pământul şi cele dedesubt. Deci să prăznuiască toată
făptura Învierea lui Hristos, întru Care s-a întărit »18.
De-acum, « moartea a fost înghiţită de biruinţă »19, prin moarte ne
apropiem de Dumnezeu. Moartea devine înviere pentru noi. Moartea ne
duce în faţa lui Hristos, Cel mort şi înviat. Orice raţiune omenească tace
în faţa unei astfel de minuni, care ne dezvăluie iubirea de negrăit a lui
Dumnezeu pentru noi. Dumnezeu a biruit moartea şi stricăciunea
noastră odată pentru totdeauna. De aceea Biserica proclamă cu bucurie:
« Ziua Învierii, să ne luminăm, popoare,


16 Ioan 6, 53
17 Ioan 1, 12.
18 Cântarea a 3-a din Canonul Paştilor.
19 1 Corinteni 15, 54.

Paştile Domnului, Paştile!
Că din moarte la viaţă şi de pe pământ la cer,
Hristos Dumnezeu ne-a trecut pe noi,
Cei ce-I cântăm cântare de biruinţă »20.
Îi cântăm Domnului, Îl lăudăm şi preaslăvim puterea Sa
mântuitoare şi credem cu Toma, închinându-ne şi zicând: « Domnul meu
şi Dumnezeul meu! »21, căci Şi-a pus sufletul pentru noi, oile sale cele
cuvântătoare, ca un păstor adevărat şi ne-a dat viaţă din viaţa Sa.
Se cuvine să preţuim viaţa, ca un dar neasemănat făcut nouă de
către Dumnezeu, şi să strigăm din adâncul sufletului: Slăvit să fie
Domnul!
Vă urez ca aceste zile de sărbătoare să vă fie izvor de bucurie,
dragoste şi pace în Domnul nostru Iisus Hristos!
Hristos a înviat!
Al vostru către Hristos Domnul rugător,


+ Episcopul Timotei
Madrid 2009
20 Cântarea 1 din Canonul Paştilor
21 Ioan 20, 28

sábado, 4 de abril de 2009

Santa María la egipcíaca


Beata María, llamada de Egipto, vivía en la mitad del siglo V y al principio del siglo VI. Su juventud no prometía nada bueno. Ni bien cumplió los doce años de edad, María se fue de su casa en la ciudad de Alejandría. Sin la protección de sus padres, joven e inexperta, María se dedicó a la vida viciosa. No hubo nadie que la pudiera parar en el camino de la perdición, pero tentaciones y seductores hubo muchos. Así María vivió 17 años en el pecado, hasta que el Misericordioso Señor la hizo arrepentirse. De acuerdo a las circunstancias, María acompañó al grupo de peregrinos que iban a la Tierra Santa. Sobre el barco, que llevaba a los peregrinos, María seguía pecando, tentando a los hombres. Cuando llegaron a Jerusalén ella fue con los peregrinos a la iglesia de la Resurrección. La gente, en una masa compacta, entraba a la iglesia, pero María fue parada por una mano invisible en el umbral de la iglesia. No pudo entrar por más esfuerzos que hizo. Aquí ella comprendió que el Señor no le permitía entrar al lugar santo por ser pecadora. Aterrorizada y muy arrepentida ella empezó a pedir a Dios perdón por sus pecados y prometió corregirse. Viendo en la entrada de la iglesia el icono de la Madre de Dios, María empezó a pedirle a la Madre de Dios que la intercediera delante de Dios. Después de ésta oración ella empezó a sentir en su alma serenidad y pudo entrar en la iglesia sin ningún impedimento. Llorando mucho al lado de la tumba del Señor ella salió de la iglesia hecha otra persona. María cumplió su promesa de cambiar su vida. Saliendo de Jerusalén, se fue al desierto del Jordán y ahí estuvo casi medio siglo, completamente sola ayunando y rezando. Así con los severos esfuerzos espirituales María de Egipto pudo hacer desaparecer todos sus deseos pecaminosos e hizo que su corazón fuera un limpio templo del Espíritu Santo. Starez Zósimo, quien vivía en el monasterio de Juan el Bautista, cerca de Jordán, por la providencia de Dios, pudo encontrarse con María en el desierto cuando ella ya era anciana. Él fue sorprendido por su santidad y su don de clarividencia. Una vez él la vio durante la oración como suspendida sobre la tierra, otra vez yendo sobre el río Jordán como sobre la tierra. Despidiéndose de Zósima, beata María le pidió que viniese otra vez dentro de un año para que ella comulguara. Starez regresó en el tiempo pactado y le dio la sagrada comunión. Después, al año cuando regresó al desierto esperando ver a la santa, la encontró muerta. Starez sepultó los restos de la beata María allí mismo en el desierto con la ayuda de un león, quien con sus garras cavó la fosa para sepultar a la beata María. Ella falleció en el año 521. Así, de una gran pecadora, beata María se convirtió con la ayuda de Dios en una gran Santa y nos dejó un buen ejemplo de arrepentimiento. Se la recuerda el 1° de abril y el quinto domingo de la Cuaresma.